Alguien tiene que salir
Todo esta bien. Uno cuenta la sensación desolada, cuenta el fracaso, la ansiedad, la alegría, uno cuenta que esta mejor, que se emociona, que se entristece. Uno cuenta dos, tres, cinco cosas y va manteniendo la emoción. ¿Pero qué hay que hacer ahora para inventar algo cuando ya la historia se agota en sí mima?

Tomo otro tema: lo miro, lo toco, lo roso, lo germino, lo empapo, lo piso y después lo levanto. El tema crece, es interesante. Se entiende, esta bien.
Tomo otro otro tema: lo empujo, lo llevo, le pego, lo araño, lo puteo, lo descuajeringo, lo escupo, lo vomito, lo limpio, lo lavo, le saco el olor, lo perfumo. El tema se marea, se para con dificultad, saluda y se va. Se la banca, esta bien.
Tomo otro otro otro tema: Le grito, lo paleo, lo echo. El tema se va. Lo traigo. Lo siento. Le explico. El tema se queda. Me mira con cara de nabo. Lo espero. Ahora si. Dale. Nada. Puto. Parate. Salí. El tema, autista, se saca un moco del margen.
Y bueno. Es así. A veces toda la parafernalia que uno construye termina siendo una boludecita más que no dice nada.
Andate de acá. Rajá.
.....
Me voy yo.
Gil.