El dia de mañana

El día de mañana no es necesariamente mañana sino un momento no exactamente determinado al que nosotros asignamos cierta cuota de esperanzas. Un poco autoritariamente le regalamos a mañana ese día. Pero cuando llega mañana le hacemos un olee grande y se lo volvemos a regalar a mañana. Entonces mañana que ya es hoy, nos caga un poco el día... y claro. como no nos va a cagar el día el pobre mañana si cuando es hoy se da cuenta que nosotros, tan guachitos, le regalamos el día de mañana a mañana.

Uno puede pensar y justificarse diciendo que "yo le regalé el día de mañana a mañana pero mañana ya no es mañana sino es hoy entonces a hoy ya no le corresponde el día de mañana". Pues bien. en esto consiste nuestro fracaso ordinario. En autoconvencernos de que el día de mañana no es nunca el día de mañana al que cargamos de expectativas la primera vez sino que es el día de mañana que vaya a saber uno cuando...

Que decepción para el pobre mañana que nos mira a nosotros desde algún lugar recóndito mientras espera su turno. Mañana escucha como nosotros nos regodeamos diciendo que el día de mañana vamos a hacer tal cosa importante, y tal otra, y esta de más allá. Que el día de mañana vamos a decir tal cosa y nos comportaremos de esta forma. Mañana se va a dormir lleno de las expectativas que le hemos generado. Piensa que el día de mañana será increíble, una experiencia única.

Cuando se levanta, el pobre mañana ya no es mañana; primera decepción. Igualmente se yergue, madruga, nos saluda, nos ayuda a levantarnos de la cama, nos espera con el desayuno, con todo bah. Y con sus propios oídos nos escucha decirle lo mismo que escuchó antes pero ahora refiriéndose a otro mañana. Digo yo: ¿Todavía nos sorprende que después de todo esto, mañana no quiera cagarnos el día? Nos decepcionamos de hoy, pero no nos acordamos todo lo que le prometimos mientras fue mañana.

Propongo muy humildemente dos alternativas: o bien cambiemos la frase el día de mañana por el día de algún mañana o bien carguemos a el día de mañana de expectativas más efímeras; cosa de poder cumplir con mañana y que cuando se levante siendo hoy, como gusanito convertido en mariposa, no le demos otro batacazo al pobre que ya bastante tiene con su problema de identidad truncada.